Bienvenido Calistenico a un nuevo articulo de Sons Of Calisthenics donde trataremos algunos trastornos alimenticios muy extendidos en nuestra sociedad, pero que siguen siendo tratados como un tema tabú.
La anorexia nerviosa es una grave alteración de la conducta alimentaria. Detectar y tratar precozmente este trastorno mejora mucho su pronóstico, y una buena educación dietética desde la infancia ayuda a prevenir su aparición.
Por su parte la bulimia es el trastorno alimentario más frecuente en adultos, y afecta ya a más del 2% de las adolescentes entre 14 y 18 años.
¿Qué es la anorexia nerviosa?
La anorexia nerviosa es un conjunto de trastornos graves de la conducta alimentaria que comprende periodos de privación del consumo de alimentos (anorexia), alternados en ocasiones con periodos compulsivos de ingesta alimentaria y purga (bulimia), asociados ambos periodos a otros trastornos de la conducta alimentaria no especificados.
Las personas diagnosticadas de anorexia nerviosa presentan un índice de masa corporal (IMC) y peso corporal muy inferiores a los correspondientes a su edad, altura y sexo (por debajo de 18-19 se considera bajo peso y de 17 infrapeso severo). Este bajo índice de peso corporal viene ocasionado en más del 50% de los pacientes, además de por la privación alimentaria, por el abuso descontrolado de laxantes o diuréticos, generación de vómito autoinducido y sesiones de ejercicio extenuantes con el fin de perder peso.
En todos los casos los pacientes no suelen ser capaces de reconocer su problema de delgadez extrema, dado que no son conscientes de su estado, negando de forma categórica su condición, e incluso aislándose de las personas cercanas porque consideran que quieren hacerles “engordar más”, y que el problema de visión de la realidad lo tiene su entorno y no ellos.
Esta patología es de muy rara aparición antes de la pubertad y suele afectar en un mayor porcentaje a las chicas, aunque cada vez se está adelantando más la edad de aparición y equiparando el porcentaje de casos entre ambos sexos. Como promedio, se considera que la anorexia nerviosa aparece en torno a los 17 años. Cuanto más temprana sea la edad de aparición y más precoz su detección y tratamiento, mejor pronóstico de curación hay. Por encima de los 40 años resulta infrecuente. Su prevalencia se ha establecido en un caso por cada 100 a 250 habitantes.
¿Qué es la bulimia?
La bulimia es un trastorno de la conducta alimentaria que consiste en una falta de control sobre la comida, con una ingesta de grandes cantidades de alimentos en un corto periodo de tiempo (atracones), acompañada por conductas compensatorias como consumo excesivo de laxantes o vómitos autoinducidos, lo que la diferencia de otros trastornos de la conducta alimentaria como la anorexia nerviosa. El enfermo mantiene estas conductas en secreto, por lo que a veces es difícil que las personas de su entorno detecten el problema.
La bulimia, junto con la anorexia nerviosa, constituyen los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) de más rápido crecimiento en la población joven, caracterizados por un conjunto de comportamientos dirigidos a conseguir o mantener lo que el paciente considera como peso aceptable, siguiendo unas dietas totalmente irracionales y con un angustioso miedo a engordar.
La bulimia no necesariamente conlleva una alteración del peso y genera un sentimiento de culpa y vergüenza.
Se presenta en el 90% de los casos en mujeres; también pueden sufrirla hombres, aunque su proporción es cerca de diez veces menor, con cifras ascendentes en estas últimas décadas. Es frecuente en adolescentes y en el inicio de la edad adulta, aunque algunos casos pueden aparecer en la infancia y en mujeres mayores de 40 años. Su prevalencia se estima en torno a 1-3% de la población, aunque con cifras probablemente no del todo reales pues se suele mantener oculto, con una clara evolución a la cronicidad. Algunos grupos sociales como modelos, deportistas o bailarinas, tienen mayor prevalencia de este problema.
La evaluación detallada de todos estos datos nos lleva necesariamente a tomar conciencia de lo muy extendido de estos trastornos y preguntarnos seriamente qué está pasando en nuestra sociedad y cómo podemos atacar el problema de raíz y encontrar una solución duradera.